Un documental sobre Podemos, una cámara que casi pareciendo un espectro, se cuela dentro de las entrañas de uno de los partidos políticos españoles más mediáticos de toda la historia, graba sus vísceras hasta que la lente es bañada con la sangre y más tarde no ocurre absolutamente nada. Una película estrenada en los cines el tres de junio, a la víspera de la segunda tanda de elecciones generales y no se escucha ruido, pasa desapercibida cuando Podemos está en el foco mediático, en el punto de mira de miles de periodistas esperando cualquier frase desafortunada para crear un titular.
Obviamente está ocurriendo algo extraño y solo hay dos posibilidades. La primera sería que el director hubiese optado por sumarse a la propaganda electoral de Podemos y que la película pasase sin pena ni gloria pudiendo ser fácilmente confundida con un spot publicitario. La segunda -la cual puedes deducir observando el título de la película- es que muestre algo de lo que es aconsejable no hablar demasiado. Porque a veces cuesta asimilar que el actor político con el que simpatizas lleva un discurso preparado para que aplaudas, que los políticos van a mentirte descaradamente a costa de ganar tu voto, que gente poderosa puede manipular los medios de comunicación... a resumidas cuentas, que tu voto sea el resultado de una campaña electoral satisfactoria.
Lo más escalofriante es que haya gente con una mente tan prodigiosa que conoce todas las reglas del juego. Fernando León de Aranoa nos muestra un Íñigo Errejón que casi actúa como la Deep Blue, esa máquina capaz de ganar al mejor jugador de ajedrez adelantándose súbitamente a sus movimientos, un Errejón capaz de sumar A+B+C y obtener como resultado el éxito dentro de la política. Ya no solo hablo de su capacidad de análisis y anticipación, si no de su lenguaje más directo, de una dialéctica sobria y tan súbita que a veces incluso resulta escalofriante.
El documental muestra un Podemos que incluso con sus propias disyuntivas demuestra ser un partido coherente con una idea muy clara y concisa: traducir el descontento del 15-M en un partido político que suponga un cambio a las alternativas tradicionales. Aún así decepciona que ese discurso aplaudido ha sido diseñado, casi de forma enfermiza, para que ocurra así. Es desesperanzador que la política sea un partido de ajedrez donde nosotros somos piezas y los políticos nos muevan convenientemente, pero esto parecer ser un axioma aceptado por todos.
Creo que como mínimo todos los españoles deberían ver la película, simplemente por el hecho de que nadie parece querer hablar de ella y eso es síntoma de que hace muchas cosas bien.
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