Acabé bachillerato, no tuve valor para presentarme al selectivo ni tuve tiempo para pensar en cuáles eran los siguientes pasos, así que me quedé un año divagando, vagando a la deriva, conociéndome. Y el Estado, o al menos el gobierno de Valencia, impulsó un proyecto llamado "Garantía Juvenil" donde primero acudí a un curso sobre, literalmente, cómo trabajar en una tienda de retail. Necesitaba algo a lo que asirme, cualquier cosa me servía, así que a pesar de que el curso era de lo más triste que había experimentado en mi vida, decidí ir. Y aguanté, aguanté como un verdadero titán, porque la tarea era titánica, porque en un taller estábamos haciendo flores de goma Eva para decorar un escaparate. Y evidentemente pensé que absolutamente todo estaba acabado. Odié ese lugar a muerte, ahora cada vez que voy a hacerme las pruebas médicas del trabajo paso por allí y no lo recuerdo con tan mala idea. Pero estar allí..., sentirme el ser humano más inútil de la Tierra era lamentable. Por suerte un día me llegó un correo electrónico donde me ofrecían:
1) Un curso intensivo de inglés.
2) La posibilidad de sacarme el B2 sin pagar un duro.
Y es por estas cosas por las que hay que pagar impuestos y pagarlos bien, señores, porque aquel chaval de 18 años sin un duro y con un futuro no demasiado prometedor necesitaba algo a lo que poder aferrarse y ese algo no iba a venir de mi casa, porque de mi casa casi que ni venía el plato para comer o el dinero para coger el bus.
Bueno, sigamos. Nada más leer este correo abandoné ese decrépito cursillo. No voy a nombrar donde era porque no tienen la culpa de nada, pero bueno, esta vez debía ir a la avenida de las Cortes Valencianas y evidentemente era una mejora importante. Cuando vi el edificio Génesis no me dio la sensación que acudía a un matadero mental, de hecho era una aproximación a lo que me dedicaría futuramente que sería el trabajo de oficina. Allí me sentí uno, y aunque mis problemas psicológicos estaban en su momento cumbre, conocí gente buena que todavía recuerdo durante las tardes mansas de Abril. Allí me enseñaron inglés, un compañero también me enseñó a fotografiar, comencé a leer y a escribir en serio y bueno, al final del día lo que hicimos fue plantar la semilla del fruto que estoy cosechando ahora mismo. Y os he contado todo este rollo porque cuando nos preguntaron "¿cuál es vuestro libro favorito?", la gran mayoría nombró el guardián entre el centeno. Y había biotecnólogos, farmacéuticos, informáticos, biólogos, etc. Y casi todos eligieron el guardián entre el centeno y evidentemente yo también.
¿A dónde quiero llegar? La influencia de el guardián entre el centeno es inabarcable. Da igual el sexo, el país, la profesión, la edad, todos conocen ese título y ha marcado una época importante para todos. Y no solo lo digo por mi experiencia, durante esa época también leí un artículo sobre los famosos que habían nombrado este título como su favorito y la lista era interesante y extensa. Claro, también es bastante sonado el caso de los asesinos de no se quién, pero no es como si esos asesinos hubieran cometido esa atrocidad por el libro, si no es que el libro es tan leído que resulta estadísticamente improbable que no sea el libro favorito de algún psicópata. Negar la influencia de Salinger en el mundo es negar lo evidente, y desde luego no estoy haciendo ningún juicio sobre su calidad que, sinceramente, llegados a este punto me parece irrelevante. Conozco a varios críticos que lo catalogan como sobrevalorado, y yo me pregunto, ¿cómo de sobrevalorado puede ser el libro favorito de tanta gente tan dispar? ¿Cómo de sobrevalorado puede ser el libro que ha marcado la adolescencia de millones de adolescentes? ¿Acaso ellos pueden hacer algo mejor? ¿Conocen la fórmula de trascender a la literatura? ¿Conocen el método para volverte parte de la cultura popular? Me gustaría que me contaran el secreto, me gustaría ver una novela de Quetzal o BeetBeatBit que lograra lo que el guardián ha conseguido. Nombro a ambos y no a otros porque son los que más respeto y cariño tengo, pero creo que a veces el querer ser pretencioso no te permite ver lo evidente. Y todos queremos tener un discurso transgresor, y todos queremos decir que las obras favoritas de todo el mundo son basura, y todos creemos ser los mejores pero lo cierto es que ninguno logramos nada relevante.
Y ahora lo importante: veo el guardián entre el centeno en todas partes. No puedo parar de verlo. Me gusta la literatura adolescente, me gusta la literatura japonesa y me gusta la literatura japonesa adolescente. Y también me gusta la dirigida al young adult y en general me gusta casi toda la literatura. Y de vez en cuando, sin previo aviso, vuelvo a encontrar un guardián entre el centeno diluido. Y no sé si vino antes la gallina o el huevo, como decía antes, pero no puedo evitar verlo en todos los lados. Sin embargo el principal problema, que comentaba antes, que encuentro en todos estos intentos de ser la obra adolescente definitiva, es que pecan de cinismo. De verdad, no sé si la influencia de Salinger es tan importante o estoy loco, pero veo una y otra vez autores intentando replicarle y fallando en lo más elemental, porque el guardián entre el centeno, a diferencia de lo que parece ser, no es destructivo. Tiene la belleza de la literatura japonesa, la del subtexto, la de decir mucho de forma contenida. La mayor virtud esta obra es, sin duda, su contención. Porque cuando se contiene es despiadadamente buena y quizá cuando se expande es cuando, en mi opinión, pierde fuelle. Fruto de esa contención tan preciosa es que, al final del día, una vez pasan los mares de dudas y calamidades, volvemos a este libro con una serenidad absoluta, y leemos las andaduras de Holden con remilgo, sabiendo que todo va a estar bien, compadeciéndonos de él y de nosotros mismos. Aquí es donde brilla y trasciende el libro y no es su primera lectura prematura. Esta obra es imbatible en el rencuentro, en el perdón, en volver a leerla con cierta nostalgia. En este aspecto es muy parecida a "Solanin" de Inio Asano, donde también, evidentemente, veo la influencia de Salinger. ¿Y sabéis? No encuentro esa paz en la gran mayoría de obras que se aproximan al guardián. Sí, tienen el cinismo, el espíritu combativo, el pesimismo, la depresión, lo tienen todo menos lo importante. Y creen ser obras oscuras, que exploran el existencialismo, que creen saber las verdades sobre el ser humano cuando lo único que hacen es pecar de un pesimismo pobre y fácil.
[A ver si lo acabo]
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