Me gusta narrar cosas, me lo paso bien, por eso estás leyendo esto, y con esta premisa decidí que sería el master en una campaña de rol con mis amigos ya que nadie estaba por la labor de leerse un par de manuales. Así que eso hice, me leí los manuales, anoté en mis excel todo lo que necesitaba saber, subrayé y marqué las partes más importantes y aspectos que necesitaría recordar, pregunté en foros sobre algunas cosas que no acababa de entender y me vi bastantes vídeos sobre el asunto.
Encima era D&B, que si bien es probablemente lo mejor para empezar, me habla sobre mundos que a mí no me interesan absolutamente nada. Pero no pasaba nada, yo solo quería el tablero, las reglas, a lo demás invitaba yo, cosecha propia, para que algunos digan que no se trabaja -arqueo las cejas un par de veces.
Así que eso hice, memoricé las normas y ahora solo me quedaba crear un universo. Entonces me paré a pensar y dije, "espera, crear un universo es un poco inabarcable, ¿no?". D&D te dice, "toma man, puedes luchar, hablar con gente y lanzar dados, el resto lo que tú quieras"; y claro, evidentemente yo lo quería todo. Así que me abrí un word y empecé a escribir sobre diversos temas: algunas veces era sobre un mesías, otras veces sobre el instructor de karate, otras veces sobre la dependienta de la posada, otras veces sobre una ciudad futurista congelada en el tiempo donde el grupo de aventureros se encuentra a uno de los héroes que fracasaron que ha conseguido trascender a la muerte masterizando todas y cada una de las cosas (referensia casador versus casador) y..., y otras veces sobre si una torre tenía dos o tres pisos y cómo necesitaría bastantes mapas porque tendría que hacer escenarios más grandes e incluso en tres dimensiones donde se pudiese luchar simultáneamente en cada piso. Mientras volvía de la academía estaba diseñando un minijuego que mezclaba ajedrez y combate para el templo de piedra que era una refencias del Majorá's Mask y también quería incluir que el techo y el suelo se pudieran invertir, como en el juego. Estaba reinvantando todas y cada una de las razas, de las clases, de los mapas, de las diferentes capas de realidades, quería cambiar inclusho muchísimos sistemas del propio juego que no me convencían. Llegó a ser tan enfermizo que incluso estaba llegando a escribir los posibles diálogos que se podían desprender de cada interacción con los personajes importantes contemplando todas las variables que yo imaginaba que podían hacer, a mi grupo de amigos, tomar según qué decisiones en esas situaciones.
Cuando me quise dar cuenta estaba haciendo el "Fallout 7: todavía más rápidos". Que evidentemente sé que al final todas las decisiones que mis amigos iban a tomar eran bastante impredecibles y habría muchos diálogos que no servían para nada, pero como decía Rodrigo Cortés, los personajes en sus películas tienen un pasado, un presente y un futuro, y aunque tú solo grabes partes de esa vida, para que el personaje tenga realidad, tiene que estar vivo. Yo si quiero hacer un posadero y que no sea el posadero número 357 que modela el becario cuyos diálogos los escribe Chat GPT, necesito que ese posadero sea diferente a los anteriores 356 que has visto.
Entonces me paré y me pregunté varias cosas. Lo primero era cuánto tiempo, imaginando en años, podía tardar en crear todo aquello. Lo segundo era cuánto valor podía tener eso que estaba yo creando. Autores de fantasía o ciencia ficción escriben 80 libros sobre el mismo universo y terminan antes las vidas de estos autores que la creación de sus mundos. Así en un cálculo inicial, la campañana estaba diseñadada para que durara mucho tiempo, mínimo iba a tener que redactar más de 1k de páginas. Pero claro, no era solo redactar, era diseñar, rediseñar, elegir qué música para qué escena, elegir si este personaje tiene bola de fuego +3 o espectro patronum +4, no iba a ver combates aleatorios, por lo que todos los previos combates y posibles combates, también estaban diseñados. Literalmente estaba haciendo el Baldur's Gate 4, evidentemente dentro de mis posibilidades y limitaciones técnicas y aristísticas, pero similar en cuanto a lo parecido de la premisa y la infinita cantidad de horas que supondría eso. Ni siquiera pude imaginar cuánto tiempo le tendría que meter. Me guntaban mis colegas que cómo iba la campaña y yo pensando: "genial, creo que cuando tengamos 60 años y nos jubilemos podremos jugarla". Evidentemente era una hipérbole, pero mientras estudiaba en la academia me di cuenta de que era totalmente imposible desarrollar ideas para un proyecto titánico que era este, además de desarrollar constamente ideas para otro poryecto titánico que es una novela de más de 3k páginas, dedicarle también un espacio a mi cabeza en las matemáticas y la física y desarrollar la trilogía que estaba escribiendo por aquel entonces.
Hice los "cálculos" mentales y decidí que no lo iba a hacer. Si fuera ese mi trabajo, como es el caso de Larian Studios, claro que le metería 8 horas diarias a desarrollar simultáneamente varios proyectos artísticos, sobre todo si tuviera la seguridad de que eso significase ponerme el pan bajo el brazo, pero en realidad todos estos proyectos son sumideros de euros en los que le acabas metiendo infinito tiempo y recursos y perecen que, en cuanto no se quién del grupo lo deje con no sé cuantos, cuando este se canse del grupo y no responda absolutamente ningún mensaje o cuando aquel encuentre novio o novia y desaparezca, el barco se va a hundir. No merecía la pensa desarrollar algo tan mastodóntico como eso, valoré hacer algo rápido y quitármelo en 2, 3 meses, pero mi lema artístico es que si lo puede hacer cualquier persona, que lo haga cualquier persona.
Evidentemente sabiendo que todo aquello estaba sujeto a la imporvisación, yo necesitaba mínimos narrativos como ritmo, tensiones, tesis, tono... Los momentos divertidos de mi campaña debían ser realmente divertidos y los más bajos devastadores, además escribía para un target más maduro del que suelo acostumbrar normalmente y ahí, encima en la entimidad que te puedan permitir tus amigos, podía desarrollar ideas interesantísimas. Además quería que lo disfrutaran cada uno, que quien quisiera una espada +7 tras la lucha con el dragón la tuviera, pero que también hubiese habido personajes míticos en esa mazmorra con los que interactuar y avanzar junto a ellos, y que incluso la historia del dragón estuviese implicada con algún camino simultáneo con el grupo, para quien quisiera algo más trabajado y disfrutara de la exploración y el diálogo. Y todo esto con las constantes dudas artísticas que supone crear algo, tratando de superar las expectivas, siendo algo en lo que no tienes experiencia, que además requiere habilidades como la interpretación, que no tienes, y con la constante duda de que en el grupo haya un Alexelcapo que a la panadera que le dice buenos días nos diga que se haga invisible y la mate justificando que es una ladrona y creyéndose que está jugando al Diablo crea que tiene que matar a todo ser vivo que se le acerca.
Qué pasa si mis jugadores dicen que no, que quieren jugar a lo Lars Von Trier y meterse en una mansión de ricos a contemplar a través del catalejo como la luna se va acercando cada día más y más a la Ciudad Reloj en vez de ir a por la puta ocarina y tocar la canción del tiempo. No soy un diseñador de videojueglos, soy un chimpancé malabarista que toca el violín mientras baila para que mis amigos se lo pasen bien, viendo que mis amigos han decidido secuestrar una mansión de ricos y lo tengo que reconvertir para que la familia rica se refugie bajo tierra con un sistema de cámaras que lo ve todo, y y jugamos a Parasyte en vez de Majora's Mask. De hecho esta opción sería incluso mejor que la que yo planteo. Pero esto también es interesantísimo porque sería descubrir la narrativa en la improvisación qu es algo que nunca he explorado y...
Que no. Que tú y yo podríamos estar casados ya, pero ye te amaba y me dijiste que no y ahora parece que los dos somos un poco más infelices. Si llego a enganchar esto con quince años yo creo que ni habría escrito novelas, de hecho la que va a salir ahora no habría ni nacido si no hubiera parado aquella máquina demoledora de carne. Algún día nos veremos por alguna calle y veremos si pasa como en "5 centímetros por segundo" o "Your name", pero de momento cada uno vive en una frecuencia distinta.
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